El origen de nuestra raza, según la mitología Muisca, tuvo lugar en la Laguna de Iguaque, situada en cercanías de Villa de Leyva.
Este mural,
del costado norte de la Casa Museo del maestro Luis Alberto Acuña, está dedicado a sus deidades:

 Idicansas,
 
Sumo Sacerdote de la ciudad sagrada de Sugamuxi, intermediario entre los dioses y los hombres, guardián de las tradiciones, sabio y santo, quien transmitió a los cronistas españoles todo lo que sabemos de la mitología Chibcha.
 

Chibchacún,  
dios del Agua y el Fuego, antiguo aliado de los Muiscas, a quienes traicionó al producir la gran inundación que casi termina con ellos y de la cual fueron salvados por Bochica al abrir el Salto del Tequendama; el dios fue condenado a cargar la Tierra sobre sus hombros.

 Huitaca,
 
la mujer perversa convertida en ave nocturna.

 Bachué,
Madre de la Raza, acompañada por el niño Iguaque a quien sacó del agua y con quien, desposándolo más tarde, recorrieron toda la tierra y la poblaron.

Chiminigagua,
el dios Creador, quien para iluminar el Universo suelta unos pájaros negros de cuyos picos sale un resplandor.

Chaquén,
 
el dios vigilante de las tierras y fronteras;

Nencatacoa, dios de los ensueños, la distracción y la borrachera, parte hombre y parte zorro;
 

Bochica,
 el héroe civilizador, viejo extranjero de raza blanca, elevado a la categoría de  dios por los indios, a quienes enseñó los principios morales y religiosos, las artes y el trabajo.

También están presentes en este mural las divinidades astrales: Súa,  el sol, Chía,  la Luna, Cuchavira, el arco iris y dios de la fecundidad.
Así mismo algunos animales sagrados: las serpientes a las que consideraban reencarnaciones de Bachué e Iguaque; Ata, la rana, alimento del sol, y los pájaros ya mencionados.